Las aventuras de El Corsario de Hierro transcurren en el Renacimiento, a mediados del siglo XVII, en un mar dominado por los piratas y los mercaderes de esclavos.

Narra la historia de un joven pirata que hará todo lo posible por acabar con el malvado Lord Benburry (el antiguo pirata llamado Mano Azul), pues mató a su padre en un acto de cobardía cuando el Corsario era sólo un niño. Fue rescatado por La Vieja Dama del Mar, que le cuido como a su propio hijo tras quedarse huérfano.

Ahora ese niño se ha convertido en El Corsario Hierro y surca los mares en busca de venganza, con la desgracia infinita de caer de nuevo en las garras del antiguo pirata, ahora enriquecido por sus fechorías y convertido en un poderoso armador de barcos.

Nuestro amigo es conducido a Inglaterra, encerrado en las mazmorras y a la espera de ser ajusticiado. Será en una cárcel donde conocerá al escocés Mac Meck y al italiano Merlini, y que aprovechan un incendio en la ciudad para fugarse, con una colaboración inesperada de última hora, la sobrina de Lord Benburry, la cual ha descubierto que su tío mantiene a su padre secuestrado en Argel para hacerse con sus riquezas.

Ayudado por sus inseparables Mac Meck y Merlín, El Corsario de Hierro se enfrenta a una espectacular galería de malvados, compuesta por personajes tan curiosos como Lord Benburry, Sinau de Esmirna el hechicero, La Capitana Dagas y Hassan el eunuco. Si algo diferencia a El Corsario de El Jabato o El Capitán Trueno es que no tiene una dama definida, sino que tiene una en cada puerto.

El trío protagonista se completa con un mago veneciano llamado Merlini, quien con sus giocco de mani hará enfadar a McMeck y reír a todos los demás. Este personaje es un retrato de Fideo en todos los sentidos, y muchas veces es difícil distinguir las aventuras de uno y otro.

En esta serie aparece el personaje preferido por Ambrós, Colibrí, una india que se enamoraría de El Corsario de Hierro para luego dejarlo por un antiguo compañero de juegos.