Pantera Negra / Pequeño Pantera Negra Los personajes de estas series se mueven entre lo fantástico y la más pura aventura. Cabe destacar la cuidadosa planificación, en la que otros artistas de mayor prestigio e influencia no hubieran logrado mejores resultados. Los personajes se mueven como en el mejor y más prestigioso de los escenarios. Lo cierto es que la saga de Pantera Negra no defrauda. Quesada mantiene la alegría y el vigor de su trazo, pero, además, nos depara algunas sorpresas: Uno quiere notar cierta simpatía del autor hacia su personaje, casi como si Quesada se identificara con ese muchacho que es Jorge, el Pequeño Pantera Negra. Indudablemente, Pantera Negra y muy especialmente Pequeño Pantera Negra, fueron para la generación de posguerra un universo mágico. Sus aventuras «leídas» en la infancia evadían de la realidad. Desde el placer de su lectura ponía al lector en contacto con sus miedos, con la aún descodificada e incompleta noción del mundo, y le ayudó a superarlos y liberarlos. Con sus tebeos alimentaba al lector de las palabras e imágenes necesarias para convocar o conjurar. Después, estaba la relación -con una enorme carga afectiva- que se establecía con el artista. Un buen historietista sabe dosificar lo reconocible con lo insólito, el misterio con la broma, la tensión con el respiro … y nos seduce. Cualidades inherentes en el que fuera uno de los autores más admirados por los lectores de aquellos años: Miguel Quesada. El haber citado sólo alguno de sus títulos puede suponer menospreciar otros, por lo que el lector no debe dejar de acercarse a su obra completa, a pesar de que los gustos particulares establezcan diferencias entre unos y otros títulos, cualquiera de ellos justifica por sí solo la grandeza de uno de los más importantes autores de la historia de la historieta española. Sus tebeos son con mucha diferencia de los que más lectores consiguieron. Pantera Negra Una de las mejores historietas tarzanescas realizadas en nuestro país. Dibujada inicialmente por José Ortiz, nos devuelve, a la española, el mito de Tarzán, pero con un sólido argumento que se mantiene a lo largo de toda la colección y en la que la situación «real» de los personajes va evolucionando en el transcurso de la misma. Con el nacimiento de su hijo (Jorgito), esta obra adquiere carácter de saga, repleta de vueltas y de insistencias, situando al personaje en una mítica que le distancia del personaje de Burrough en el que se halla inspirado. Uno de los puntos más diferenciales de su modelo original es su amistad con algunas de las tribus nativas y que ésta no es su selva, aunque son indudables numerosos puntos en comón. En realidad José Ortiz dibujó los 14 primeros ejemplares, del 15 al 20 fueron dibujados por Miguel Quesada, del 21 al 32 de nuevo por José Ortiz pero sólo el lápiz, el entintado lo realizarían Vicente Ramos y María Teresa Almazara. Finalmente del 33 al 54 lo dibujará al completo Miguel Quesada. Pequeño Pantera Negra Por su parte, Pequeño Pantera Negra es una serie trepidante en la que brillan con luz propia una espléndida capacidad de evocación, un finísimo sentido del humor en muchas ocasiones, y un flujo ininterrumpido de imágenes sorprendentes. Mantiene en todo momento un equilibrio ejemplar. En ambas series se nos ofrece un apasionante viaje por una selva real, lejos de la civilización y del mundo conocido, sombrías amenazas, trepidantes aventuras para quienes añoran ese género abandonado hace décadas, y, como queda dicho, una formidable recreación del mito tarzanesco para quienes disfrutan de esa vertiente historietística. Hay romance, amor, acción, intriga, misterio, humor, personajes imaginarios y reales. Mucha de toda la fantasía e irracionalidad que pueden encontrarse en el imaginario de la época encontró en Pantera Negra y Jorgito un soporte insustituible. La gran difusión del tebeo y el enorme éxito que tuvieron éstos no hicieron más que aumentar la curiosidad y el interés del lector por aquellas regiones extrañas, en cuyos límites se terminaba la «civilización» y en donde «cosas raras» eran posibles. En una palabra, se convirtieron en otro de los tantos caminos de evasión. La colección cambiará a formato vertical y la mitad de tamaño a partir del número 55 pasando a llamarse Pequeño Pantera Negra desde el número 55 al 124 que volverá al formato apaisado desde el 125 al 329. El dibujante es Miguel Quesada hasta el número 177 y luego lo dibujarán Jesús Herrero y finalmente Miguel Roselló. El guionista siempre fue Pedro Quesada. En 1964 la revista cambia a formato vertical de mayor tamaño y de nuevo se llama «Pantera Negra», aunque en el interior las aventuras son de la familia al completo, con algunas portadas de Miguel Quesada y algunas historia del interior. En el número 66 se fusiona con la revista Flecha Roja y pasa a llamarse «Pantera Negra y Flecha Roja». En los años 60, simultaneando con la colección Pantera Negra en formato vertical grande, la Editorial Maga hizo una segunda edición de los 12 primeros números de Pequeño Pantera Negra, con unas portadas totalmente diferentes y en un tamaño algo mayor que el de la edición original (15 cms. de ancho x 21 cms. de alto en lugar del 12 x 17 de la edición original). Tanto en «Pantera Negra» como en «Pequeño Pantera Negra», Pedro Quesada hizo el papel del guionista y fue posiblemente el guionista más regular del panorama de nuestro tebeo de posguerra. Si se eligiera a los mejores por la regularidad, él estaría entre los primeros. |